El único equipo invicto visitará a un “viejo enemigo”. Condors saldrá de su casa para manifestar la fortaleza que los caracteriza: una ofensiva que no tiene miramientos contra ninguno de sus rivales.
La unidad de receptores es versátil, rápida y “segura de manos”. Diego Pérez Arvizu (quarterback número 1) podrá bombardear con Rafael Gómez (número 10), Luis Martínez (número 11), Sebastián Olvera (número 16) o Josué Martínez (número 81); esto, por nombrar a algunos.
Continuando con la ofensiva aurinegra, el ataque terrestre tiene exponentes muy interesantes como Luis Humberto López (número 4), Irving Alamilla (número 27) y Allan Rosado (número 32). Con las combinaciones posibles, la “legión cóndor” ha conseguido hacer vibrar a su afición y mantenerse como el único equipo sin conocer la derrota, hasta el momento.
Por el lado de Mexicas es, de igual forma, muy interesante ver a los exponentes defensivos que han conformado una barrera muy complicada de derribar. Destacan en la línea Paris Black (número 3), Rashad Dillard (número 44), Diego Magaña (número 92) y Jorge Gamboa (número 98). No obstante, el perímetro es una amenaza para cualquier quarterback y receptores pues cuentan con Gerardo Ramírez (número 4), Andrés Gómez (número 10 y Jerónimo Arzate (número 12).
Las implicaciones de este juego son interesantes donde, no nada más participarán los jugadores. Está en los de “pantalón largo” el diseño adecuado de sus estrategias para provocar el “mayor daño” a su contrincante.
Aún así, tanto la defensiva de Condors como la ofensiva de Mexicas son fuertes obstáculos. La peligrosidad de David Aceves (linebacker número 2), Carlos Espinoza (defensive back número 6) o Cristopher Heredia (defensive back/free safety número 23) resultan una amenaza a la ofensiva de Mexicas con Ricardo Quintana (quarterback número 5), Archelous Jack (receptor número 1), Vladimir Araiza (corredor número 33) y Alex Morrison (receptor número 85).
Las opciones están al descubierto. Será cuestión de saber utilizarlas el próximo sábado 7 de marzo al mediodía en el campo de Perros Negros en Naucalpan, Estado de México.
Por: Cinthya García Guerrero